La Isla calmada Menorca, la segunda isla en extensión de Baleares, cultiva, como pocos destinos turísticos, el respeto al medio ambiente y el crecimiento sostenible. De ahí la razón que haya sido elevada a la categoría. Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1993. La calidad y conservación de sus paisajes y sus acogedoras calas de aguas transparentes convive a la perfección con una amplia oferta turística y de ocio que se integra perfectamente con sus idílicos parajes naturales.

Menorca ofrece al visitante, ademas, numerosos vestigios prehistóricos, como talayots y navetas, y una amplia oferta cultural y festiva, entre las que sobresalen las que rinden culto a los caballos, con la de San Juan, de gran popularidad. La gastronomía local destaca por sus quesos y la caldereta de langosta. La isla esta flanqueada de este a oeste por sus dos principales ciudades: Mahón y Ciutadella, capital administrativa la primera, con un claro sabor a su época inglesa y un puerto de obligada visita, y aristocrática y palaciega la segunda, antigua capital de la isla.